lunes, 27 de octubre de 2008




Una de las características más importantes del ser humano, es su capacidad de establecer relaciones con los demás. Un elemento trascendental para esto, es la capacidad de amar. Así, establecemos relaciones con el resto desde el amor que sentimos por ellos.

La capacidad de amar está relacionada con ciertas funciones del cerebro, funciones que se desarrollan en los primeros años de vida. Las experiencias y relaciones que los niños tengan en su infancia jugarán un rol esencial en este desarrollo.

El lenguaje del bebé, desde antes de nacer incluso, es el lenguaje del “amor”: las palabras son los abrazos, miradas, sonrisas, llanto. Esta es la manera de comunicarse con los bebés; a través de la vista, el tacto, el oído. Para el bebé sus necesidades físicas y emocionales van juntas: cuando se le alimenta recibe nutrientes y amor; cuando se le acurruca se desarrollan mejor.


Definición “APEGO”: Relación específica y única que se forma entre la madre o cuidador primario y el bebé. Características del apego:
1.- Es una relación emocional que dura en el tiempo con una persona específica.
2.- Es una relación que produce seguridad, tranquilidad, consuelo, agrado y placer.
3.- La pérdida o amenaza de pérdida genera una gran ansiedad.
4.- Es la primera relación importante del niño. En este a medida sienta las bases para que este niño a lo largo del resto de su vida pueda establecer otras relaciones con similares características.

El apego se forma principalmente durante los tres primeros años de vida. En este período además se desarrolla el 90% de la capacidad cerebral, que estará a cargo de las estructuras responsables del funcionamiento emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida. Dado que los niños nacen antes de que el desarrollo de su cerebro esté completado, es muy importante que el niño tenga un buen vínculo con sus cuidadores que le den la tranquilidad emocional necesaria para que su sistema nervioso central se desarrolle óptimamente. Además, el contacto físico y psicológico genera respuestas neurológicas a nivel cerebral que afectan el desarrollo.


Circunstancias a tomar en cuenta para el buen apego:
Durante el embarazo: Si el hijo que viene es deseado y amado antes del parto. Considerar que los sueños y las expectativas no necesariamente se cumplirán.
Durante el parto: Vivencia gratificante o no. Si la madre siente que tiene el control de la situación generará la seguridad suficiente para recibir al niño y sentir que se tiene las competencias para satisfacer sus necesidades. Poder tener la mayor cantidad de contacto posible con el bebé mientras se está en el hospital.
Durante el posparto: Investigadores han detectado que la primera hora de vida del bebé es importante para la generación de un apego seguro: si el bebé puede tener contacto con su madre y/o padre y estos lo acoge, se sentirá querido. Si la madre y el padre están lo suficientemente alerta para acogerlo, se sentirán capaces de ser “buenos padres”. Si esto se da, luego el apego se profundizará.

Para prevenir la generación de un apego poco sano, es importante estar atento a las depresiones posparto y su tratamiento, pues si la madre se encuentra deprimida es probable que no pueda generar un apego seguro con su bebé.

Una manera de prevenir los problemas de salud mental en la adultez, es invirtiendo en la generación de buenos apegos y relaciones padre/madre-hijo en la infancia de las personas. (Chile Crece Contigo)

Datos prácticos:
Tomarlos en brazos
Mecerlos
Alimentarlo
Besos
Hablarles
Caricias suaves y masajes
Cantos
Acurrucar
Sonreír
Jugar
No ponerse ansioso cuando el niño llora. Es su forma de comunicar.
Establecer contacto ocular cuando nos comunicamos.
Contacto físico



Conclusión:
La confianza en sí mismos y la autoimágen que genere el niño dependerá en gran medida de los mensajes que reciba de sus padres. Si es acariciado, abrazado y se juega con él, aprenderá a ser el mismo y sabrá que siendo así, es amado. Además, la capacidad del niño de poder empatizar con otros, sentir amor y sentirse amado, compartir, controlarse para no agredir y hacer daño y finalmente sentirse feliz, están asociadas al apego desarrollado en la infancia.